El síndrome vestibular felino es una alteración neurológica que afecta el equilibrio del gato y puede presentarse en cualquier etapa de su vida. Esta disfunción puede deberse a distintas causas, por lo cual, el pronóstico puede ser diferente para cada caso.
Para entender un poco más a fondo esta condición, desde este espacio vamos a detallar, de forma clara y concisa, de qué se trata este síndrome, qué causas lo provocan y cómo es posible realizar un diagnóstico certero.
La anatomía del equilibrio
El sistema vestibular, también llamado aparato vestibular, es el conjunto de órganos que están relacionados con el equilibrio de todo el cuerpo y la orientación respecto al centro de gravedad. Regula la posición de los ojos, el tronco y las extremidades, en función de la posición de la cabeza.
Una alteración o anomalía en el sistema vestibular puede dar lugar al síndrome vestibular felino, que se manifiesta con la falta de equilibrio o movimientos erráticos del animal.
Inestabilidad y dificultades en la coordinación son solo algunas de las manifestaciones que aparecen como producto de las alteraciones en el sistema vestibular, condición que puede ser detectada a través de la observación de los síntomas y de un examen neurológico.
Sintomatología del síndrome vestibular felino
Los síntomas clínicos del síndrome vestibular en los gatos suelen ser fáciles de identificar:
Es posible observar en los gatos una inclinación de la cabeza, que puede ser ligera o mucho más pronunciada. En estos casos, una de las orejas puede estar más cerca del suelo que la otra. Esta condición viene acompañada con dificultades para mantenerse en pie.
También, se presenta un movimiento lineal y continuo de los ojos, denominado nistagmo y que suelen manifestarse en una fase lenta, llamada patológica, y una fase rápida, llamada compensatoria. El movimiento puede ser de arriba abajo, de un lado a otro o de manera alternada.
El gato puede presentar estrabismo que es una posición anómala del globo ocular al momento en que eleva la cabeza. El estrabismo puede ser posicional o espontáneo, siendo el más común el estrabismo ventral.
Además, el animal puede manifestar una falta de coordinación motora a causa de la ataxia, un estado en el que el gato se desplaza de forma descoordinada, caminando en círculos hacia el lado afectado.
Algunos signos clínicos como la ptosis, miosis y protusión del tercer párpado, también suelen aparecer comprendidos en el síndrome de Horner, originado por un déficit de la inervación simpática del globo ocular.
El animal también puede presentar otitis, ausencia de sensibilidad facial, atrofia de los músculos masticadores y, en los casos más raros, náuseas y vómitos.
Causas del síndrome vestibular en gatos
Desde inflamaciones hasta tumores, son muchas las causas que pueden dar origen al síndrome vestibular felino, siendo las infecciones una de las patologías más comunes que pueden provocar este estado. Sin embargo, en ocasiones el especialista lo diagnostica como síndrome vestibular idiopático felino, debido a la dificultad de dar con una causa específica.
Las siguientes, son algunas de las patologías que pueden provocar el síndrome vestibular felino:
- Traumatismos en la cabeza pueden afectar el aparato vestibular, por lo que es necesario analizar posibles golpes en la cara, hemorragias o heridas abiertas.
- Infecciones o inflamaciones como la otitis media/interna, causadas por bacterias u hongos que producen picos, llagas, enrojecimiento del oído y cerumen excesivo. Otras patologías relacionadas pueden ser la toxoplasmosis o la encefalomielitis parasitaria.
- Malformaciones congénitas, documentado en gatos de las razas siamés, persas o birmanos, los cuales pueden tener cierta predisposición a desarrollar el síndrome.
- Patologías metabólicas/nutricionales, como el hipotiroidismo o la deficiencia de tiamina pueden provocar los síntomas vestibulares.
- Neoplasias, a través de la aparición de tumores que pueden hacer presión sobre los órganos que forman parte del sistema vestibular.
- Degenerativas, como el almacenamiento lisosomal anómalo.
- Vasculares, como la enfermedad cerebrovascular.
Diagnóstico y tratamiento del síndrome vestibular felino
La observación de los síntomas clínicos y el examen físico son el punto de partida para el diagnóstico del síndrome vestibular felino por parte del veterinario. A partir de ahí, es preciso realizar pruebas de audición y exámenes neurológicos a fin de identificar en dónde se encuentra ubicada la lesión.
El veterinario también puede valerse de exámenes complementarios como el análisis de sangre, de orina, tomografía axial computarizada, resonancia magnética, cultivos de oído, citologías, etc., a fin de encontrar el origen del síndrome.
Una vez identificado el problema, el médico establecerá el tratamiento adecuado de acuerdo a la causa primaria del síndrome vestibular. En ciertos casos, aun cuando se ha resuelto la patología asociada, es posible que el gato quede con la cabeza inclinada.
En los casos en los que se diagnostica como síndrome vestibular idiopático felino, es decir, sin una causa conocida, no es posible tratar el síndrome propiamente dicho, aunque sí se pueden administrar fármacos que permitan aliviar los síntomas asociados.
También, es posible que los síntomas desaparezcan de forma espontánea cuando se trata la lesión adyacente. Si la situación es más grave y no hay forma de curar la patología, el tratamiento estará orientado a brindarle calidad de vida al animal a través de paliativos para aliviar los síntomas, así como un cambio en los hábitos del animal.
En todos los casos, es preciso llevar al animal a una consulta veterinaria ante la sospecha del síndrome o la aparición de los signos clínicos. Además, se recomienda evitar cualquier tipo de infecciones a través de la limpieza periódica de los oídos del gato, cuidando siempre de no hacerlo en exceso ni utilizar materiales que puedan dañar la salud auditiva de la mascota.
El veterinario brindará las pautas para una correcta limpieza de oídos e indicará qué materiales son los más adecuados para realizarla.
Leave a Reply