Los cambios en la anatomía de los cráneos de algunos animales de razas braquiocefálicas, como el caso del bulldog, bóxer, pekinés o shih tzu, distorsionan la nasofaringe, generando una patología conocida como síndrome braquiocefálico, que obstruye las vías respiratorias y precisa de un tratamiento especial ya que puede generar complicaciones graves. Veamos, a continuación, de qué se trata el síndrome braquiocefálico y cómo podemos identificarlo en nuestra mascota.

El síndrome braquiocefálico, también conocido como síndrome de las vías respiratorias altas, genera múltiples consecuencias en los animales que la padecen, ya que provoca una obstrucción de las vías respiratorias, dificultando su respiración. Por lo general, esta patología afecta a perros de razas chatas o braquiocefálicas, aunque no necesariamente todos los perros de estas razas la van a desarrollar.   

Este síndrome respiratorio de los braquicéfalos produce un aumento considerable en la resistencia de las vías aéreas, básicamente, por un paladar blando extendido o alargado más de lo normal y que consigue bloquear las vías respiratorias. También, es posible que se genere por una anomalía en la faringe que impide el paso del aire hacia la tráquea, o por ventanas nasales estrechas que dificultan la respiración por la nariz.

Además de la necesidad de oxigenar el organismo, la respiración en los perros tiene una función adicional muy especial: consigue regular su temperatura corporal. De ahí la gravedad de esta patología, ya que el animal no solo tendrá dificultad para respirar regularmente sino también puede ser víctima de un golpe de calor, pudiendo sufrir convulsiones y daños irreversibles en el aparato digestivo y en algunos órganos vitales.  

Síntomas, diagnóstico y tratamiento del síndrome braquiocefálico   

Algunos de los síntomas más representativos son la intolerancia al ejercicio, tos persistente, ronquidos, respiración agitada, estornudos y disnea, entre otras, siendo la dificultad para respirar y los ronquidos después del esfuerzo físico, los primeros signos en manifestarse. Conforme va pasando el tiempo, la mascota desarrolla faringitis, laringitis, o patologías asociadas.    

De presentarse estos síntomas en el animal, es preciso acudir de inmediato a la clínica veterinaria para que el especialista pueda realizar las pruebas de rigor.

Para un adecuado diagnóstico, el veterinario realizará una endoscopía de las vías respiratorias. Además, el especialista podrá requerir radiografía del tórax, electrocardiograma y análisis complementarios de orina y sangre. El objetivo será descartar la presencia de colapso laríngeo, hipoplasia de tráquea o patologías secundarias. ​  

El tratamiento habitual del síndrome braquiocefálico consiste en una intervención quirúrgica veterinaria con el fin de agrandar los orificios nasales del animal y extirpar los tejidos excesivos. La operación puede estar orientada también a acortar el paladar.

Dependiendo del estado de la mascota, es probable que el veterinario determine el uso de medicamentos antiinflamatorios, broncodilatadores y antitusígenos.

Los síntomas del síndrome braquiocefálico suelen aparecer en la edad adulta del perro por lo que resulta conveniente prestar atención a la respiración del can y a cualquier manifestación de agitación o ronquidos. Los climas húmedos o muy calurosos suelen agravar la situación, en cuyo caso resulta necesaria una visita al veterinario para evaluar su situación.