Los trastornos neurológicos son aquellos que afectan al sistema nervioso central y/o periférico de los gatos. Pueden ser el resultado de enfermedades adquiridas, traumatismos, herencia genética y otras causas, algunas de las cuales son idiopáticas.
Hoy analizamos los diferentes tipos de trastornos neurológicos en gatos. Entendemos sus diferentes causas y síntomas, además de buscar los mejores métodos para tratar los problemas neurológicos de nuestros amigos felinos.
El síndrome vestibular
Los gatos pueden presentar dos tipos de síndrome vestibular: central y periférico. El sistema vestibular se encuentra en el oído interno y forma parte del sistema auditivo, junto con la cóclea. Interviene en el mantenimiento del equilibrio y la orientación, algo muy importante en los felinos que se caracterizan por su agilidad. Su cuerpo está muy coordinado y el sistema vestibular ayuda a que cada parte sepa dónde estar en relación con la otra. El síndrome vestibular puede ser unilateral o bilateral, según afecte a uno o ambos oídos, respectivamente. El tratamiento del síndrome vestibular en gatos variará según la causa subyacente. No existe un tratamiento específico y genérico para todos los casos. Es fundamental que acudamos a un veterinario si sospechamos que nuestro gato puede tener un síndrome vestibular de cualquiera de los dos tipos.
Epilepsia
La epilepsia es el trastorno neurológico más común en los gatos, en parte porque se refiere a un grupo de condiciones en lugar de un trastorno específico. La epilepsia se define como convulsiones repetidas periódicamente. Entre las convulsiones, el gato parece completamente normal. La epilepsia provoca una activación repentina de un grupo de neuronas que provocan una sobreexcitación y agitación del cuerpo del gato. Actúa sobre un grupo muscular específico (epilepsia focal) o en todo el cuerpo (ataque epiléptico generalizado).
Las causas de la epilepsia en gatos pueden ser idiopáticas, es decir, sin origen aparente. También puede ser el resultado de enfermedades que afectan al cerebro, trastornos vasculares, hipoxia, alteraciones en el hígado o riñón (encefalopatía hepática o urémica) o deficiencia de tiamina.
El tratamiento de la epilepsia debe incluir medicamentos como el fenobarbital para reducir la frecuencia e intensidad de los ataques. También ayudará a prevenir convulsiones continuas que duren más de 10 minutos. Las convulsiones prolongadas pueden provocar un aumento de la temperatura corporal (hipertermia) que puede ser mortal.
Enfermedades de la columna
La médula espinal se divide en cuatro unidades funcionales: las áreas cervical, torácica, lumbar y lumbosacra. Según el área afectada, producen combinaciones de síndromes de neuronas motoras superiores e inferiores en las extremidades anteriores y posteriores.
Trastornos de la columna toracolumbar o lumbosacra
Los signos clínicos que probablemente indican alteración de la médula espinal incluyen paresia (insuficiencia motora parcial) o paraplejía (insuficiencia motora total). Esto puede ocurrir en una o más extremidades, según la enfermedad y la ubicación de la lesión en la médula espinal.
Si la zona afectada es la zona toracolumbar (detrás del segmento medular T2 al segmento lumbar), la paresia es de la motoneurona superior, donde los reflejos son opuestos o son normales o aumentados en las patas traseras.
Las causas de estos trastornos de la columna toracolumbar o lumbosacra son las hernias, la embolización fobrocartilaginosa, las neoplasias, la espondilosis, la espondilitis discal o la estenosis lumbosacra degenerativa, entre otras.
Trastornos de la columna cervical
La forma más grave se presenta cuando el problema de la columna se localiza en los primeros segmentos de la columna. Estos están ubicados en el cuello y retroceden hasta el segmento espinal T2. Esto resulta en ataxia y parálisis de las cuatro extremidades. Cuando la lesión se localiza en la primera mitad (segmento C1-C5), se produce un síndrome de motoneurona superior en las cuatro extremidades. Si ocurre en el segmento C6-T2, se produce un síndrome motor inferior en las extremidades anteriores.
Las causas son la enfermedad discal cervical, la embolización cartilaginosa, la subluxación atlantoaxial o el síndrome de Wobbler (espondilopatía cervical), entre otras.
Enfermedades de las meninges
Otra zona que puede verse afectada son las meninges. Estas son las membranas que recubren el sistema nervioso central y la médula espinal. Las meninges son de tres capas.
Las meninges pueden verse afectadas de diversas formas y la localización de una infección ayuda a determinar la enfermedad:
- Meningitis: cuando las meninges se infectan de forma aislada
- Meningoencefalitis: cuando también infecta el cerebro.
- Meningomielitis: cuando la médula espinal también está infectada.
El síntoma más típico de las infecciones de las meninges es el dolor, que provoca rigidez cervical aguda e hiperestesia del cuello y la columna. El gato también puede tener convulsiones y alteraciones del comportamiento, así como fiebre, anorexia y letargo. Otro problema con la inflamación de las meninges es que puede causar hidrocefalia al reducir la absorción de líquido cefalorraquídeo en el espacio subaracnoideo y los senos venosos.
Enfermedades de los nervios craneales
En los gatos, los nervios craneales salen del cerebro o tronco encefálico e inervan las estructuras de la cabeza. Cuando se dañan también pueden producir signos de trastornos neurológicos en los gatos. Veamos algunos ejemplos:
- Daño al nervio trigémino (par V): inerva la cabeza, provoca falta de sensibilidad y dificulta los músculos necesarios para masticar. Por esta razón, es posible que veas que el gato no come tanto.
- Daño en el nervio facial (nervio VII): hace que las orejas y los labios se aflojen, se filtren los conductos lagrimales y se reduzca la destreza de la lengua. El daño a este nervio puede ser causado por otitis media o infecciones del oído interno.
- Daño al nervio glosofaríngeo (par IX), al nervio vago (par X) y al nervio accesorio (par XI): estos se encargan de controlar la actividad motora del esófago para la deglución. El resultado suele ser dificultades para tragar, regurgitaciones, cambios en la vocalización, sequedad de boca, disnea inspiratoria, atrofia de la musculatura cervical (en caso de lesión de nervios accesorios), etc.
- Daño al nervio hipogloso (par XII): inerva la lengua produciendo parálisis y atrofia, dificultando la ingesta de alimentos.
Aunque estos son los trastornos neurológicos más comunes en los gatos, hay muchos más que pueden afectar al sistema nervioso central, provocando otros signos de gravedad como un ictus. Por ello, es fundamental realizar una adecuada acción preventiva y acudir a los controles de rutinarios para detectar cuanto antes cualquier anomalía. Si observas alguno de los síntomas neurológicos mencionados, no dudes en llevar a tu gato al centro veterinario más cercano.