La oruga procesionaria es un insecto lepidóptero que en su fase de larva se encuentra cubierto de pelos que son urticantes al contacto con la piel de animales domésticos y de las personas. Estos pelos, que cubren por completo el cuerpo de las orugas, se desprenden fácilmente de ellas y hasta pueden ser transportados por corrientes de aire fuertes. En el siguiente artículo, vamos a conocer los peligros que genera la oruga procesionaria en las mascotas.

La aparición de la oruga procesionaria se da en primavera. Por lo general, no buscan la interacción con mascotas o humanos, ya que de los grandes nidos en las copas de los pinos buscan enterrarse con velocidad para continuar su transformación. Pero, en ocasiones, pueden llegar a las zonas más urbanizadas, ingresando a jardines que exponen a nuestras mascotas a los peligros del contacto con la oruga procesionaria.

Dos aspectos esenciales se conjugan para exponer a perros y gatos a los peligros de relacionarse con una oruga procesionaria; el primero, la curiosidad intrínseca de nuestras mascotas; el segundo, lo llamativo del insecto, ya que su morfología puede llamar la atención a lo lejos.

El animal doméstico que la detecte querrá olfatear y hasta “degustar” este ser extraño que transita por su patio y allí es donde se expone a los pelos urticantes de la oruga, con los diferentes peligros que este contacto conlleva; a mayor pasión por investigar al insecto, más grave pueden ser las consecuencias para nuestra mascota.

¿Cómo afecta la oruga procesionaria a los animales?

En caso de solo olfatear a la oruga procesionaria, el animal se expondrá a un cuadro de alergia; ahora bien, si llega a lamer al insecto, siguiendo su instinto por conocer más, corre el riesgo de desarrollar una necrosis parcial y hasta total de la lengua.

Casos más graves se han registrado en relación con la ingesta de una oruga procesionaria por parte de las mascotas, en los que se provoca una fuerte inflamación y puede llegar a causar la asfixia del animal y desencadenar en su muerte.  

Son dos los factores de riesgos que debemos atender para evitar el contacto de nuestra mascota con la oruga procesionaria: la época del año en la que las orugas se presentan en su fase de larva, que es comienzos de la primavera, y los bosquecillos de pinos. En caso de exponernos en esta estación del año al contacto con coníferas, debemos tener cuidado de que nuestra mascota no esté en contacto con estos insectos.

Los síntomas que puede presentar un perro o gato que haya olfateado o lamido una oruga procesionaria, son los siguientes:

  • Tiene un ánimo nervioso, fuera de su actitud cotidiana.
  • Comienza a rascarse con desesperación.
  • Empieza a salivar demasiado, procurando beber mucho más líquido de lo común.
  • Tiene algún tipo de inflamación en su lengua o piel.
  • Presenta una coloración roja o violeta en la lengua.
  • Se le forman ampollas o úlceras en diferentes zonas.

Al identificar este posible contacto, es indispensable acudir cuanto antes a la emergencia veterinaria, para brindarle la atención debida. En caso de saber que tienes un largo recorrido hasta llegar allí, puedes enjuagar la zona afectada con agua o solución fisiológica, recordando no frotar.