A lo largo de los años, se han realizado diversos estudios donde se busca la causa real del linfoma felino, sin embargo, poco se conoce al respecto; se cree que algunos gatos contraen esta enfermedad por tener una susceptibilidad genética para desarrollar diversos tipos de cáncer.

El linfoma felino es un tumor maligno que se produce por el incremento anormal de los linfocitos. Estos son células que se distribuyen a lo largo de los tejidos y que se encuentran en los ganglios linfáticos, piel, riñones, hígado, sistema nervioso, médula ósea, entre otros.

Por lo general, esta enfermedad se presenta desde la juventud del felino hasta su edad avanzada.

Tipos de linfoma felino

Linfoma gastrointestinal: Perjudica el estómago, intestino delgado, intestino grueso y en algunos casos pueden verse afectados otros órganos abdominales. Dicho tumor puede ser focal (aparición de una masa/s) o grueso (engrosamiento del intestino).  Este tipo de linfoma se produce en gatos desde los 6 a los 9 años de edad.

Linfoma multicéntrico: Los tumores se presentan en varias zonas del cuerpo del felino. Este afecta a varios ganglios linfáticos situados en la mandíbula, área de la ingle, parte trasera de las piernas, detrás del hombro o incluso órganos internos. El linfoma multicéntrico es el menos común, pero, en caso de aparecer, perjudica a gatos entre 3 a 5 años.

Linfoma mediastínico: afecta los ganglios linfáticos del mediastino (situado en el centro del tórax) y a la glándula del timo (órgano glandular linfoide perteneciente al sistema inmunológico). Este tipo de linfoma puede crecer mucho en la cavidad torácica y generar dificultad para respirar, además de que puede afectar el esófago del felino e impedirle tragar agua o alimentos. Se produce en gatos menores a 2 años. Las razas más afectadas son el siamés y oriental.

Linfoma misceláneo: Las zonas perjudicadas son el sistema nervioso central, la piel, cavidad nasal y los riñones. El área más afectada suele ser la cavidad nasal, lo que produce una secreción anormal de la misma. Los gatos en edades comprendidas entre 5 a 9 años son más propensos a presentar este tipo de linfoma.

Síntomas vinculados al linfoma felino

Los síntomas son diferentes debido a que, el tumor puede aparecer en cualquier parte del cuerpo. Algunos pueden ser:

  • Pérdida de apetito.
  • Debilidad.
  • Pérdida de peso.
  • Bultos en la piel.
  • Heridas que no cicatrizan con rapidez.
  • Cambios en los ojos.
  • Sangrados.
  • Dificultad para respirar, comer o beber agua.
  • Vómitos.
  • Diarrea.
  • Cojera.
  • Salivación intermitente o continua.
  • Depresión.
  • Mal olor.

¿Cómo se diagnostica el linfoma felino?

Según los especialistas, un elemento clave para el éxito del tratamiento del linfoma felino es la detección precoz del problema, que debe darse por parte del propietario de la mascota, quien deberá reconocer el cáncer cuando esté localizado y aún no haya invadido el organismo del animal.

Más que la visualización de un aumento de volumen en alguna parte del cuerpo de la mascota, lo que se deberá hacer es reconocer los signos tempranos de cambios potencialmente malignos. Ante la más mínima sospecha de cáncer, es preciso llevarla de emergencia al veterinario.

El linfoma felino se diagnostica mediante procesos médicos tales como:

  • Radiografías.
  • Ecografías.
  • Endoscopias.
  • Biopsias.
  • Análisis de sangre.
  • Tomografía axial (TAC).
  • Resonancia magnética.

Con estos métodos, se localiza el tumor en el cuerpo del felino; sin embargo, es importante tener en cuenta que primero se debe realizar un análisis de sangre como método rutinario ante cualquier sospechosa. Seguidamente, se procede a realizar cualquiera de estos métodos, según indique el veterinario.

Tratamiento del linfoma felino

El tratamiento depende de la localización del tumor y su tipo. El felino puede ser sometido a una cirugía y el veterinario debe decidir si extraerá todo el tumor o eliminará una parte, lo demás será tratado con quimioterapias o radioterapias para animales. Generalmente, esta enfermedad responde bien a las quimioterapias, pero solo permite alargar la vida de felino ya que es posible que no lo cure definitivamente. Por su parte, los tumores nasales o mediastínicos del siamés pueden llegar a la curación con este tipo de tratamientos.  

En la mayoría de los casos se combinan dos fármacos de quimioterapia y un esteroide. Las quimioterapias pueden producir efectos secundarios en la salud del felino, como la supresión de la médula ósea, pérdida de pelo, irritación gastrointestinal, daños en los riñones o el corazón, entre otros. Un buen indicador para saber si un gato está reaccionando bien a las quimioterapias en su respuesta inicial a la primera sesión, si el gato muestra una buena respuesta, puede ser una buena señal para que se continúen las quimioterapias hasta cumplir el tratamiento.

Por su parte, la radioterapia es más difícil de realizar debido a que algunos veterinarios no cuentan con los instrumentos necesarios para realizar la misma. El proceso se realiza colocando una radiación externa sobre el tumor, que tiene la capacidad de eliminar células malignas, aunque también benignas.

Otra opción puede ser el suministro de medicamentos vía oral en forma de tabletas o inyectables para calmar el dolor y reducir la inflamación. Asimismo, se le debe brindar al felino una buena alimentación, hidratación y tranquilidad, para que pueda recuperarse de manera efectiva.

¿Cómo actuar ante la sospecha de linfoma felino en la mascota?

Si su gato presenta alguno de los síntomas anteriormente mencionados, lo recomendable es que sea llevado al veterinario lo más pronto posible, ya que mientras más avanzado está el tumor, se volverá realmente difícil de curar o tratar.

Si el felino ha sido sometido a una quimioterapia, debe evitar el contacto con sus heces y orina ya que, por medio de estos, se está siendo expulsado una gran cantidad de químicos a raíz de los medicamentos.

Brindarle una sana alimentación e hidratación al felino para que pueda recuperarse considerablemente es sumamente importante; asimismo, el dueño de la mascota deberá tener una buena higiene y evitar tocar las heces y orina del gato.

Al momento de una cirugía, se debe hacer una evaluación preanestésica al gato para evitar complicaciones y evaluar su comportamiento.

Finalmente, se debe realizar un análisis de sangre antes de cada quimioterapia, para verificar que los valores del gato están estables. Además, es preciso evaluar la reacción del gato hacia los medicamentos suministrados y en caso de presentar complicaciones, se debe suspender el uso y acudir al veterinario.