A lo largo de su vida, los équidos, familia de mamíferos que incluye los caballos, las cebras y los asnos, pueden sufrir infecciones respiratorias, siendo la más común de ellas la influenza equina. Esta enfermedad se propaga rápidamente y es altamente contagiosa de un caballo a otro o por la contaminación en los equipos o el aire. Aunque esta patología no es mortal, es importante destacar que requiere de atención especial por ser sumamente contagiosa.
A continuación, vamos a mencionar los síntomas que aparecen con frecuencia cuando los caballos se contagian de influenza equina y los cuidados a los que deben someterse para superar rápidamente la infección.
Primeros síntomas de la influenza equina
El virus que causa esta patología respiratoria es el de la influenza equina, perteneciente a la gripe A. El período de incubación va desde las 3 horas hasta los 7 días. En la mayoría de los casos, desaparece del cuerpo del equino a los 10 días.
Los primeros síntomas son muy parecidos a los de las infecciones respiratorias comunes, como la fiebre, tos y secreciones que liberan partículas virales, las cuales se propagan fácilmente en el aire.
La tos seca, la fiebre y la descarga de mucosa nasal, se presentan cuando la influenza ya está en un estado más avanzado. Los animales infectados podrían eliminar el virus antes de que manifiesten los síntomas, aunque en esta fase es complicado determinar si hay infección, ya que no presentan los signos que comunican la patología.
La tos puede durar más de 15 días; mientras el caballo se va recuperando, el catarro faríngeo disminuye.
El caballo puede presentar fiebre elevada, desde 39,5 °C hasta los 41 °C. El pulso también se eleva entre 50 a 60.
Las conjuntivas se vuelven rojas con un leve color amarillo. El lagrimeo y la fotofobia son constantes, los párpados se hinchan y en el saco conjuntival se acumula secreción mucopurulenta.
Otros síntomas incluyen letargo, orejas caídas, disminución de la actividad física, edema en las patas, inflamación de los ganglios mandibulares, dolor muscular y pérdida del apetito. El sistema nervioso también se ve afectado, manifestando parálisis lumbar.
Una vez iniciado los síntomas, el animal debe ser tratado con los cuidados correspondientes para que supere la infección; si esta no es tratada con el reposo adecuado, la recuperación puede tardar hasta seis meses, es decir, la evolución clínica se prolonga.
Cuidados para combatir la influenza
Para que los cuidados sean efectivos, lo principal es mantener al caballo enfermo al aire libre, en un sitio con sombra y sin polvo, lejos de otros equinos que pudieran contagiarse. Además, es importante no movilizar a los equinos hacia sitios donde haya concentración, como los eventos de cabalgatas, festivales y ferias de exposición.
Es necesario que los animales con síntomas de la influenza equina estén en lejos de los animales sanos.
Cuando se visualizan por primera vez los síntomas, es necesario informar con rapidez a los veterinarios especialistas. El tratamiento se inicia una vez que el veterinario confirma el diagnóstico, pues los síntomas pudiesen ser similares a otras enfermedades del sistema respiratorio. El método de diagnóstico más rápido y visible es cuando especialista busca en la nariz la presencia del virus y analiza la secreción.
Para que se recupere rápidamente, el reposo debe incluir aislamiento en un sitio limpio y con aire constante. Además, se deben aportar alimentos que el caballo pueda masticar e ingerir con facilidad. El pienso que se le da diariamente como alimento deberá ser reemplazado por frutas, pienso blando de calidad, húmedo u otros alimentos que recomiende el veterinario para que sea atractivo al gusto del caballo.
Cuadros complicados de influenza equina
En algunos casos, cuando se evidencia infección por bacterias, significa que la influenza está un cuadro complicado por lo que el veterinario suministrará antibióticos. Si el caballo está muy débil y no se le brindan los alimentos y los cuidados adecuados, corre riesgo de muerte.
Los antiinflamatorios ayudan a reducir la fiebre. En los casos más graves, se les suministra antipiréticos.
El caballo deberá permanecer en reposo absoluto; el ejercicio intenso debe ser evitado totalmente.
Para la conjuntivitis, el veterinario recetará soluciones de ácido bórico y colirios astringentes. Las compresas húmedas tibias y las pomadas oftálmicas con penicilina ayudan a disminuir la hinchazón de la conjuntiva.
Para el letargo y la debilidad de las articulaciones, es conveniente que el caballo se tumbe sobre el pasto blando, para que luego se le realicen unos ejercicios mientras se cambia de postura lentamente. También, se recomienda la inyección de aneurina conocido comúnmente como vitamina B1, esta desempeña un papel importante en la respiración celular y en la nutrición del sistema nervioso.
Para aplicar todos estos tratamientos, es altamente recomendado que la persona que manipula al animal se lave las manos antes y después de tener contacto con él, para que evite el contagio a los animales sanos.
¿Cómo prevenir la influenza equina?
Al adquirir o adoptar un caballo, hay que asegurarse de que no tenga influenza equina y de que haya recibido las vacunas recomendadas en el tiempo estipulado, que es una vez al año.
Para que haya menos riesgo de contagio, los equipos o los utensilios con los que se manipula al caballo en el tratamiento deben estar desinfectados.
Aunque el equino haya superado la influenza una vez, esto no significa que no puede contraer el virus otra vez. La vacuna contra la influenza equina es obligatoria para prevenir la enfermedad. Cuando los caballos participan en exposiciones o competencias, uno de los requisitos indispensables es que esté vacunado contra el virus.
A pesar de estar vacunado, esto no garantiza que sea inmune de por vida, sin embargo, siempre es importante vacunar para que tolere mejor los síntomas y no sean tan complicados ni molestos. Para que la vacuna sea efectiva, debe aplicarse todos los años a todos los equinos que se encuentren en el mismo espacio.
La vacuna deberá aplicarse rápidamente a los équidos que se encuentran cerca del enfermo, pero nunca es recomendado vacunar a los que ya tienen la influenza.
A diferencia de la influenza aviar, este tipo de infección no se transmite a los humanos. No se conoce su potencial zoonótico y mortal; sin embargo, no se recomienda tener mucho contacto con el animal enfermo ya que podría aumentar el riesgo de que transmita, a través del contacto, la enfermedad a los animales sanos.
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