Tener una mascota implica un nivel de responsabilidad muy amplio y se deben tener en cuenta diferentes aspectos para poder compartir con ella una existencia feliz. Entre los cuidados fundamentales de atención hacia los animales domésticos se encuentran procurarles una buena alimentación, un hábitat seguro, acogedor y limpio y atender con rapidez cualquier cuestión relacionada con su salud.
Además, es importante conocer cualquier padecimiento que se le pueda presentar, así como llevarlo con regularidad al veterinario, para sus controles de rutina. En ese contexto, desde este espacio les brindamos algunos artículos sobre las enfermedades y padecimientos que se puedan presentar en la mascota. En esta oportunidad, nos vamos a referir a la hernia discal en los perros, para que puedan reconocer sus síntomas y actuar en consecuencia.
¿Cómo se manifiesta la hernia discal en los perros?
En los perros, la hernia discal se presenta como una patología en la cual se genera una compresión de la médula espinal, ya sea porque el material discal se sale del canal medular (extrusión) o por abultamiento (protrusión). Se trata de una enfermedad neurológica que provoca mucho dolor en el animal, alterando su vida cotidiana.
Así, por las complicaciones propias de la enfermedad, la calidad de vida de la mascota tiende a modificarse, por lo que es sumamente importante identificar a tiempo el problema, para que el veterinario pueda iniciar, cuanto antes, el tratamiento adecuado.
Los primeros síntomas de la hernia discal en los perros
La cercanía que tenemos con nuestro perro facilita mucho el trabajo de reconocimiento de anomalías en la conducta o cambios que pueda presentar en su rutina. Esta relación y conocimiento mutuo nos permite detectar los indicios de que nuestra mascota está sufriendo algún padecimiento o no se está sintiendo bien.
Existen dos diferentes presentaciones del padecimiento en los perros: en algunos casos, los canes tienen un fuerte dolor repentino y acusan enseguida la pérdida de la sensibilidad en las extremidades que se ven afectadas por la compresión de la médula ósea; en otros, el perro tiene episodios esporádicos en los que manifiesta dolor y se inflama la zona afectada. En ocasiones, una inyección puede retrotraer el cuadro, pero lo más seguro es que esta dolencia vuelva a aparecer al poco tiempo.
Al observar a nuestro perro, debemos considerar como indicios el que le cueste realizar algunos movimientos que son rutinarios para él o que deba obtener ayuda para poder incorporarse cuando está acostado.
Todo aquel que tiene a su mascota padeciendo esta enfermedad neurológica degenerativa en su grado más avanzado, coincide en afirmar que el dolor debe ser muy severo por la forma en que el animal llora y lo pone de manifiesto.
Tipos de hernia discal
No todas las hernias discales se presentan de la misma forma, por ello, es importante la etapa de diagnóstico, para identificar el grado en el que se encuentra la enfermedad. La simple radiografía no es suficiente para identificar el cuadro, por lo que generalmente se indica la realización de una mielografía, que es una técnica que por contraste permite ver el estado de la médula ósea, por una resonancia magnética o a través de un TAC.
La gravedad de la hernia se evalúa según el grado de deterioro que presenten los discos intervertebrales. Por ejemplo:
- El grado I es el más leve, no presenta daño neurológico, pero sí dolor.
- La enfermedad en grado II tiene un daño neurológico inicial porque es el comienzo del desarrollo de la hernia en su proceso de compresión; aquí se hacen notorios los episodios en que se dificulta la movilización.
- En el grado III, la compresión se hace presente de manera grave y se presenta directamente en el comportamiento del animal, ya que manifestará falta de fuerza o paresia, afectando por lo general a las dos patas de atrás.
- El grado IV, como es lógico, trae aparejado un cuadro más grave, en el que empeora la falta de fuerza en los músculos, llegando incluso a casos de parálisis completa, además de no poder controlar los esfínteres.
- Por último, el grado V es el más grave de todos y presenta, además de una parálisis total y la falta de retención de la orina, una completa pérdida de la sensibilidad en los miembros que los discos afectan, ya sean delanteros y/o traseros.
Principales tratamientos de la hernia discal en los perros
Hay dos tratamientos para esta enfermedad que son indicados por el veterinario según el grado de desarrollo en el que se encuentre la misma. Por lo general, cuando la gravedad del padecimiento se sitúa en el grado I o II se puede establecer un tratamiento a través de reposo absoluto y la prescripción de antiinflamatorios y/o esteroides.
Cuando el caso de hernia discal llega al veterinario en un grado III, IV o V, lo más probable es que sea derivado a una operación en donde se remueve el disco causante de la principal compresión sobre la médula ósea, reestructurando el canal medular para prevenir que no se presenten casos similares más adelante.
Es muy importante seguir al pie de la letra las indicaciones del veterinario en ambos tratamientos y acompañar a la mascota en el proceso.
Rehabilitación y post operatorio
El cuidado y la atención de los dueños es fundamental para la correcta recuperación de los perros. En cualquiera de los tratamientos, es importante que las mascotas estén acompañadas por la familia ya que, en ocasiones, este tipo de lesiones pueden traer aparejados graves cuadros de depresión.
En caso de optar por el tratamiento quirúrgico, es probable que el veterinario indique una serie de terapias de rehabilitación que pueden desarrollar los dueños o especialistas, para evitar que los músculos y tendones de los miembros afectados se atrofien.
Recuerde que, para estos casos, su mayor aliado es el veterinario, por lo que, ante el menor indicio de que su mascota está sufriendo algún padecimiento, recurra a la consulta para estar a tiempo de prevenir males mayores.
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