Ya sea por alteraciones en la salud, problemas de comportamiento o complicaciones alimenticias, muchos perros tienden a ingerir sus propias heces o las de otros animales. A esta conducta se le denomina coprofagia y aunque se presenta con bastante frecuencia, suele causar desconcierto entre los dueños de los animales.
A fin de conocer cuáles son las causas y qué solución se puede emplear para corregir este comportamiento en lo perros, hemos preparado la siguiente nota.
¿Por qué algunos perros comen heces?
En la literatura veterinaria, la coprofagia canina es el nombre científico de este comportamiento y está definida como la ingestión voluntaria de heces por parte del perro, debido, generalmente, a alteraciones conductuales o trastornos en el comportamiento del animal, aunque en ciertos casos puede considerarse como una conducta normal de nuestra mascota.
Son diversas las causas por las que un perro llega a ingerir sus propias heces o las de otros animales. En algunos casos, los perros empiezan a consumir estos excrementos debido a que su propio organismo los impulsa corregir de manera natural alguna alteración generada en su proceso digestivo.
Algunos veterinarios opinan que la coprofagia tiende a ser más frecuente en aquellos perros que son alimentados con croquetas comerciales las cuales, al ser biológicamente inapropiadas, pueden llegar a crear una deficiencia crónica de enzimas digestivas. Así, los perros que tienen esta deficiencia, ingieren heces de animales cuyas deposiciones son una buena fuente de enzimas digestivas.
Pero la coprofagia canina también se puede deber a otras causas naturales.
¿Cuáles son las causas de la coprofagia canina?
En principio, durante las primeras semanas de vida de un perro, la madre ingiere las heces de sus cachorros en el momento de realizarles la estimulación ano-genital con el fin de que logren hacer sus necesidades. Esta práctica también es común ya que le permite mantener el espacio limpio.
Ahora bien, existen algunas causas clínicas que pueden generar un problema de coprofagia canina, aunque estas no suelen representar la mayor parte de los casos que se presentan.
Entre las causas médicas que pueden producir coprofagia canina, podemos mencionar problemas pancreáticos, déficit nutricional o síndrome de malabsorción, entre otras. Algunas patologías como la diabetes mellitus, parasitosis o la enfermedad de Cushing, también pueden generar este problema.
Además, la mala alimentación también puede causar coprofagia canina; de esa forma, si la dieta establecida para el animal no cubre con sus requerimientos de nutrición determinados por los profesionales, el perro buscará suplir esta carencia consumiendo sus propios excrementos.
Alteraciones en el comportamiento del perro
Algunos de los casos de coprofagia canina pueden deberse a causas conductuales. Por ejemplo, en ciertas ocasiones, los perros comen sus propias heces o las de otros animales como una manera de explorar y descubrir su entorno.
También, puede darse el caso en el que un perro imite la conducta de otro al que observa comiendo heces. Muchas veces, un perro muestra sumisión hacia otro consumiendo sus heces; esta situación se presenta a menudo cuando en casa hay más de un perro.
Cuando un perro es dejado de lado y no recibe la atención de su dueño, suele consumir sus propias heces como una forma de llamar la atención o, simplemente, a modo de diversión por falta de estimulación sensorial.
Ciertas conductas compulsivas por parte del animal como consecuencia de estar padeciendo situaciones de ansiedad y estrés también pueden provocar problemas de coprofagia canina.
Otras condiciones como el hacinamiento o la falta de limpieza también pueden desencadenar este comportamiento en la mascota.
De acuerdo con los especialistas, la coprofagia canina también puede deberse a que, sencillamente, el perro encontró como agradable el consumir las deposiciones de otras especies, sin que haya manifestado problemas de salud ni trastorno conductual alguno.
¿Cómo corregir la coprofagia canina?
En base a las causas que hayan podido desencadenar este comportamiento en el perro, es posible determinar la solución ideal para este problema. Así, de tratarse de alguna alteración en su salud, el veterinario establecerá el tratamiento adecuado para curar la enfermedad o patología directamente.
Si, por el contrario, la coprofagia canina se debe a un problema conductual, existen algunas recomendaciones que pueden ayudar a corregir este comportamiento en el animal:
- Extremar las medidas de limpieza en el área en donde habita el perro. Mantener limpio el ambiente ayudará a disminuir la probabilidad de consumo de las heces por parte de la mascota.
- La colocación de un bozal en el hocico del perro puede ser un buen remedio para evitar este problema, en especial si el animal está acostumbrado a comer las heces estando solo en casa o cuando se le saca a pasear.
- Ofrecerle al perro algún juguete que lo distraiga es una excelente práctica para mantenerlo entretenido, acaparando toda su atención.
- El castigo puede ser considerado una mala práctica para corregir el problema ya que, por el contrario, puede inducir al perro a consumir sus propias heces por considerar que debe eliminar la prueba de que actuó mal.
- En contrapartida, premiarlo cuando defeca podría servir para incitarlo a buscar su premio y distraerlo de lo que acaba de hacer, haciendo que se olvide de consumir sus propias deposiciones.
- Muchos veterinarios recomiendan agregar en la dieta del animal algunas preparados que alteran el olor y sabor de los excrementos, convirtiéndolos en repulsivos para el perro.
La coprofagia canina puede representar un serio problema de salud para el perro; las deposiciones consumidas pueden estar contaminadas con bacterias, hongos o parásitos. El animal puede enfrentarse a infecciones intestinales u otro tipo de patologías de mayor o menor gravedad.
Corregir la conducta de nuestra mascota puede convertirse en toda una odisea y el éxito va a depender de la personalidad que tenga el animal. Para mejores resultados, es conveniente consultar con el veterinario acerca de la mejor manera de modificar el comportamiento del perro.
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